martes, julio 29, 2008
Realmente cagada de la cabeza...
No sé bien por qué escribo de nuevo aquí... un espacio que he dejado más que abandonado en pos de mis hijos y de la vida misma de lo que dicen es un "adulto responsable".
Necesito sacerme esto de la cabeza y de una vez por todo asumir la triste realidad: Estoy muy mal de la cabeza.
Hace un tiempo, y gracias a mi hermana, conocí al hombre perfecto... y claro, como es PERFECTO, no existe realmente. Es un personaje ficticio, inventado en la mente de una escritora a quien debo estas ganas absolutamente irracionales de llorar de sólo pensar que él no es real. Y que es más que probable que NO exista jamás.
Primero, porque es vampiro.
Segundo, porque si sigo la trama de la historia ya está perdidamente enamorado de otra,
Tercero, porque sólo alguien que no existe en ninguna parte excepto en la imaginación de un escritor/lector es capaz de ser así de perfecto.
¿Es que acaso queda alguna duda? Me he vuelto loca, de patio... ¡Traigan las pastillas! ¡Traigan el diván! ¡Traigan el electroshock!
¿Y qué responde mi cerebro (y en parte el estúpido de mi corazón, confundido con una maraña de letras en forma de "hombre")?
¡Sólo traigan a Edward Cullen!
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1 comentario:
Un tanto alejado de la esfera blogspot (que no es la misma que la blogósfera) me había perdido de este post.
¿Es posible enamorarse de un personaje ficticio? Sí. ¿Es posible traer un personaje ficticio a la realidad? También.
Es cosa de proponérselo. Una ficción no deja de ser una idea bien armadita y configurada, que se manifiesta en el plano material, intersectando nuestras tres dimensiones en forma de un objeto cultural que no tiene tiempo. Empujar una idea hacia la realidad percibida pues, no es más que un acto de voluntad. Hay técnicas y claro, mientras más lejana la idea, más difícil será traerla.
El precio a pagar, eso sí, suele ser alto, en tanto la voluntad enfocada puede confundirse con obsesión y abandono de las cosas que suceden en el plano material perceptible. Las consecuencias, según el caso, pueden ser bien atroces.
No creo que estés loca, en todo caso. Aunque, si te propusieras (a)traer a tu hombreidea, es harto probable que para lograrlo tuvieras que volverte loca.
Así es que por ahí mejor que no, ¿no?
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