jueves, diciembre 27, 2007

Dolor

En día 24 de Diciembre del 2007 leí una noticia que me dejó petrificada y que sólo trajo dolor y lágrimas a mis ojos.

Un niño, sólo un poco menor que mi hijo, había perdido la vida de manera terrible en una fecha que se supone trae alegría, no llanto, no desesperación...
Este niño se llamaba Clemente y, por casualidad, es hijo y nieto de personas de relevancia nacional... pero Clemente representa a todos los niños del mundo, a todos nuestros hijos, tus hijos, los hijos del mundo, a nosotros mismos que somos también hijos.

Un padre no debiera sepultar a sus hijos. Un padre no debiera verse enfrentado a la pérdida de una vida tan pequeña e inocente. No sé cómo se reacciona a algo así. ¿Cómo se despierta en las mañana sin el sonido de pequeños pasos?¿Cómo se come, se bebe, se respira?¿Cómo se elimina el pesar, el dolor?¿Cómo demonios se sigue?
Yo veo a mi hijo, lo veo durmiendo, despertando, abrazándome... no puedo -ni quiero- imaginar una vida en la que él ya no esté, en la que me deje aquí para ir a volar con otros angelitos, como Clemente.

Sé que si Dios/dios/diosa/dioses llama a estos pequeñitos es porque su vida tuvo el significado que debía tener, que a veces hay niños que sufren tanto con esta vida y con este mundo que la vida después de la vida sigue siendo vida, su vida. Los niños viven en todo lo que tocan, en todo lo que nombran, en todo lo que aman... viven en nosotros y nosotros en ellos.

Mi bebé me pregunta a veces si me voy a morir. Aunque suene egoísta, preferiría morir con él, para que ninguno de los dos sufra la pérdida del otro... Yo no quiero que él sufra nunca, y no quiero sufrir tampoco. Le respondo que todos vamos a morir algún día, como las plantas, como nuestra primera gata y nuestra primera perrita... como Marcelo, como Iván... que no hay que tenerle miedo a la muerte... mientras por dentro me aterroriza la idea de perderlo...

El dolor se ve mitigado por el tiempo. El tiempo se toma su tiempo. El amor que un niño da no se borra, no mengua, no destiñe...

Clemente, a través tuyo quiero enviar mil besos, abrazos a caricias a todos aquellos angelitos que ahoa nos cuidan desde donde están, que han sido enviado ahí por cualquier motivo. Yo les canto en las noches al cantarle a mi hijo, y los beso al besarlo.

2 comentarios:

Pks dijo...

Hey!! pero que reaparicion!!!! se nota que el segundo embarazo te ha vuelto mas sensible de lo que eres o de lo que dejabas mostrar .. amgaa. te deseo unfeliz año y espero que éste llene de felicidad tu hogar y a tu familia que ya se hace mas grande
te adoro te adoro te adoro :)
besitos
cristi

Kers dijo...

Sólo quiero decir, que noimportalo lejos que esté,siempre estoy contigo y me da lata nopoder estar allí cuando nasca tu hija. Te quiero mucho y si necesitas habalr con alguien, en cualquier minuto, no dudes en que puedescontar conmigo. Soy tu amiga, sin importar lo que pase. Un beso y un abarazo.